Pero en realidad Backstage no se parece a ninguna casa… Telones y tramoyas abundan en su original y muy lograda "escenografía", creando ambientes conforme nos adentramos por el local, desde un patio de butacas que sería la terraza, hasta el camerino que encontramos al fondo con sus espejos.

Una de las ventajas de haber probado tantas cosas es que puedes aprender y quedarte con lo mejor de cada lugar. Así, en Backstage puedes tomarte una caipirinha tan buena como la que preparan en el Cesar´s Palace de Ipanema, un Manhattan como el que hacían en las Torres Gemelas de Nueva York, o un mojito como los de la Bodeguita del Medio. Además, la copa te la sirven manos tan profesionales como las de Soly o Flavio, siempre en el vaso apropiado para cada bebida, con hielo desmineralizado (que enfría sin restar sabor) y acompañada por un aperitivo cortesía de la casa. ¿Alguien da más por apenas 7 euros?

Como no podía ser de otra manera, la música también suena a gusto del propietario, dejando entrever una marcada preferencia por el jazz, el swing, la inolvidable Ella Fitzgerald o el característico sonido Tamla-Motown, aunque con un espacio también para el rock, la irrepetible Edith Piaf, o Sinatra.

Apreciado también fuera de España, Backstage ha aparecido en varias guías internacionales. No en vano, es un espacio singular que gusta tanto a personas de veintitantos como a gente más mayor, y resulta ideal para tomarse una primera o segunda copa después de cenar, más contando con actuaciones ocasionales de teatro, jazz o magia de lunes a jueves (programadas a diario también de lunes a jueves desde septiembre de 2009).

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