The Sunday Drivers



The Sunday Drivers se formó en Toledo a finales de 1999 por iniciativa de cuatro de sus miembros, Carlos Pinto (bateria), Miguel de Lucas (bajo), Fausto Pérez (guitarra) y Jero Romero (guitarra acústica y voz). Por aquellos primeros años, el grupo grababa dos maquetas, "[demo]" (2000) y "02" (2001) con las que apenas generaron repercusión, siendo los incios lentos y a trompicones, con escasos conciertos y largos parones. Pero todo esto cambia cuando en 2002, invitados por el portal Popmadrid, The Sunday Drivers son invitados a tocar en una fiesta en la sala Moby Dick de Madrid. Esta actuación marcaría el comienzo de todo lo que estaba por venir, pues tras dicho evento el sello Rock Indiana decide firmar un contrato con el grupo, lanzando así su primer disco al mercado.

"The Sunday Drivers (Rock Indiana, 2002)" recogía entre sus 11 cortes canciones maqueteras y temas nuevos que serían grabados en los Estudios Brazil de Rivas-Vaciamadrid en el mes de abril, con Javier Ortiz como ingeniero y productor. El álbum, que saldría a la venta en el mes de julio de ese mismo año, no pasó de hacerse un pequeño hueco en el panorama independiente español. Con "Time, time, time" como single de presentación, para la grabación de los teclados en las canciones el grupo cuenta con la colaboración de Julián Maeso, quien a partir de dicha participación se convertiría en miembro permanente y clave del grupo.

Pero el disco sí que trajo consigo cierto número de actuaciones festivaleras, por lo que durante 2003 The Sunday Drivers aparecieron como parte del cartel del Espárrago Rock, el Lemon Pop, Supersónico, Autumn Almanac, o Summer in the City. Además de esto, el grupo logra hacerse con el primer puesto en el concurso de Jóvenes Artistas de Castilla-La Mancha y con el tercer premio en el Villa de Bilbao. La guinda del pastel fue su elección como teloneros de la gira española de The Jeevas y de Arlo. En total alrededor de 100 conciertos en un año y medio, coronados por su actuación en el FIB de 2003.

Dicha racha no se podía dejar pasar, por lo que tras el ajetreado verano la banda decide comenzar a preparar el que sería su segundo disco, "Little Heart Attacks" (Mushroom Pillow, 2004), publicado en el mes de junio de 2004 con una nueva discográfica, Mushroom Pillow. Contando con la ayuda de Ángel Medina para la grabación, el disco contó con un mayor y más cuidado proceso de producción y elaboración. Mezclado, grabado y producido por JM Rosillo en su estudio Supersonic Lounge de Madrid, el nuevo trabajo también disfruto de la colaboración de Juan Hidalgo para la masterización. Y siguiendo la estela marcada por su debut, en este segundo trabajo la banda terminaría por incluir un miembro más, el músico galés Lyndon Parish, quien participó en un principio como encargado de los arreglos orquestales y vocales.

Con una gira de presentación apabullante, una increíble campaña y una acogida aplastante que les llevó a aparecer en prácticamente todas partes: portadas de revistas, melodías de anuncios, publicidad en series de fama nacional… el verano de 2004 da el pistoletazo de salida a los conciertos presentación de "Little Heart Attacks", repitiendo de nuevo participación en festivales como el Ebrovisión o el FIB, y añadiendo otros a la larga lista (Faraday, Fra de Alaquás, Medinasonora…), además de los conciertos propios. The Sunday Drivers han conseguido el éxito, consiguiendo ser teloneros de Wilco y realizando una gira que les lleva de viaje por el país durante un año exacto. "On my mind " ya es un himno. Un hit que les abre las puertas del extranjero con una primera parada en el Festival Transmusicales de Rennes, en Francia, país donde lograrían consolidarse como un grupo importante. A raíz de eso la discográfica Naïve editaría el disco en Francia y el grupo consigue participar en más festivales (Vieilles Charrues, Rock en Seine, Artrock), así como realizar una gira de tres semanas por el país. Tras esto, otros países europeos se unirían a la pasión por la música de los toledanos. Holanda, Grecia, Luxemburgo o Bélgica, fueron algunos de ellos.

Siguiendo con su éxito europeo, el grupo se involucra en el proyecto Un-Pop Classik, que consistiría en seis conciertos acompañados por una orquesta que les llevaría por Francia, Dinamarca, Bélgica, hasta concluir en el Festival Internacional de Benicássim. Al mismo tiempo, The Sunday Drivers preparaban las canciones de su tercera entrega, para la cual el grupo viajaría hasta los estudios Tiny Telephone de San Francisco. Producido por Brad Jones, el disco llevaría el mismo nombre que los estudios. Tras concluir la grabación Julián Maeso abandonaría el grupo.

Editado al mismo tiempo en Francia que en España "Tiny Telephone" (Mushroom Pillow, 2007) vio la luz en abril de 2007, contando con distribución en Alemania, Bélgica, Suiza y Holanda, e incluyendo en su gira de presentación 11 fechas en Francia y Suiza. De nuevo con un hit que ya ha llegado a la publicidad, "Do it", The Sunday Drivers cada vez parecen pisar más fuerte. Tal es así, que en octubre del 2007 el grupo participa en el Festival Heineken Greenspace. Nomrbes de la talla de Paul Weller, Steve Cradock o Richard Hawley fueron invitados a participar en los bises del concierto, interpretando "I shall be released" de The Band.

El 15 de junio de 2009 llega su cuarto álbum con un título donde los toledanos parecen querer dejarlo bien claro: “The End of the Maiden Trip" (Mushroom Pillow, 2009). Fin de una etapa que se cierra con el que según sus palabras es "su mejor disco hasta el momento”. Un álbum directo y más compacto que los anteriores donde The Sunday Drivers parecen haberse tomado las cosas más relajadas y más a su antojo. El resultado, un buen disco que sin duda seguirá cosechando fans de uno de los indies de nuestro país que puede presumir de contar con un buen séquito de seguidores.
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Circuito Spa Melià Valencia: Desconexión y relax a un buen precio.


Fuente: Blog Mira a Ver Valencia

Tuve la suerte de ir el viernes pasado y recomiendo a todo el mundo la experiencia. Destacaría como puntos fuertes de Spa Meliá los siguientes:

1º El ambiente: Intentan ajustar el horario de forma que coincidas con el menor número de gente posible. Esto se agradece enormemente; la masificación en las instalaciones esta muy reñida con el descanso y el relax.


2º El dejarte a tu aire: El personal que trabaja en el hotel te explica a la entrada todo el circuito y te dejan libertad de obrar. Para cualquier duda hay cartelería con todo explicado, así se evitan el tener a alguien controlando tiempos y presionando a los visitantes. En mi opinión un gran acierto.

3º La comodidad: únicamente te piden que aportes el gorro de piscina, bañador y chanclas. A la entrada te dan una llave de la taquilla donde te espera un albornoz. Cuando terminas el circuito, al acudir a los vestuarios, encuentras jabón en las duchas y un secador. Si no te gusta ir muy cargado a los sitios se agradece.

4º La sala de relax: recomiendan que la visites los últimos diez minutos de tu estancia. Una sala con tumbonas de madera que emiten calor, música relajante y luces tenues con juego de color. Es una nueva oportunidad para olvidarte de todo y perder la noción del tiempo.
Una experiencia para repetir, sin duda.
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